FOCUS ON: Dora María Téllez, Richard E. Greenleaf Scholar-in-Residence at Tulane Spring 2024

La investigadora y política nicaragüense, Dora María Téllez, quien fue la Greenleaf Scholar-in-Residence durante el semestre de primavera, nos cuenta en entrevista sobre su investigación en el archivo Chamorro Barrios de la Biblioteca Latinoamericana para su próximo libro y su estancia en Tulane y Nueva Orleans. 

 

Entrevistada por Mariana Fontaiña 

 

Puede hablarnos brevemente sobre usted: ¿de dónde es? ¿A qué universidad asistió? ¿Dónde vivió y trabajó previamente a su llegada a Nueva Orleans? 

Yo soy nicaragüense, estoy aquí en Estados Unidos desterrada y expatriada. Llegué en febrero de 2023, de la cárcel, directamente de Nicaragua. Yo estaba en la cárcel, tenía veinte meses de estar presa y el gobierno nos sacó junto a otros 221 presas y presos políticos hacia los Estados Unidos. Aquí llegué en calidad de desterrada y expatriada porque también nos quitaron la nacionalidad.  

Anteriormente estaba jubilada, dedicada a la investigación y al trabajo de consultoría en políticas públicas. Trabajé mucho tiempo en el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica en la Universidad Centroamericana, que ahora ya fue cerrada y ocupada por el Estado. Es decir, confiscada por el régimen de los Ortega Murillo. Básicamente eso, yo soy historiadora y estudié en la Universidad Centroamericana. Hice una maestría en historia y he trabajado principalmente el siglo XIX, historias regionales e historia económica y social, eso ha sido mi área de experiencia. Y soy activista política, defensora de los derechos humanos, y entonces me meto en bastantes problemas por eso.  

 

¿Podría describir su investigación? 

Estoy trabajando investigando en la Biblioteca Latinoamericana [The Latin American Library] en el fondo Chamorro Barrios y otros materiales relativos a Nicaragua en las décadas de los ochenta, noventa y posteriores. La biblioteca tiene este fondo llamado Chamorro Barrios que fue adquirido hace un par de años, y es un fondo bien completo, pues abarca toda la familia Chamorro desde los presidentes del siglo XIX, hasta la presidente Violeta Barrios de Chamorro en los años noventa. Además, la Biblioteca Latinoamericana tiene un gran acervo que me es muy útil en mi trabajo, ya que estoy escribiendo mis memorias y eso me exige bastante investigación, sobre distintos períodos históricos. Verás, mi vida coincide con la vida política del país. 

 

¿Qué ha aprendido sobre Tulane que le haya sido inesperado? 

Tulane tiene una gran virtud, y es que es una institución bastante cálida, así la siento yo. Siento las personas con ánimo de apoyar y de colaborar, y eso me parece muy agradable. Y la universidad en general es muy amigable. En una institución educativa tal vez parecería que esto no es necesario, pero yo creo que sí lo es. Uno estudia de diferentes maneras, estudia en el ambiente, estudia en los libros y también en las clases. El ambiente de Tulane me parece cálido, cómodo, agradable y acogedor. No sé si tiene que ver con la ciudad de Nueva Orleans, que esa es su característica, pero puede ser, ¿verdad? 

 

¿Cómo ha interactuado con los profesores y estudiantes latinoamericanistas de la comunidad de Tulane? 

Ya tengo varios meses de estar aquí y el intercambio ha sido con los investigadores del CIPR [the Center for Inter-American Policies and Research], que son muy calificados y tienen estudios sumamente interesantes sobre América Latina, así como con el resto de investigadores y profesores del Stone Center que también hacen un trabajo muy interesante. El Stone Center tiene una dinámica importante en materia de conferencias que le permite a uno tener actualización sobre la condición y la situación de los países de América Latina en diferentes campos. Tienen la ventaja que estudios latinoamericanos no se reduce a estudios históricos, sino que es un ámbito mucho más amplio y entonces uno puede tener una mirada latinoamericana más extensa. Es una mirada más diversa, no solamente limitada a estudios históricos, geográficos o de las ciencias sociales, sino otras especialidades, como arqueología, arquitectura y economía, que dan una visión de mayor calado sobre la vida de los países de América Latina. 

 

¿Qué desea lograr durante su estadía en Tulane? 

Avanzar en el libro sería muchísimo. Pero muy importante para mí es estar escuchando las conferencias. Eso es sumamente enriquecedor, es importante en circunstancias de cambios tan dramáticos en América Latina -en la vida política de América Latina- escuchar la perspectiva de investigadores para entender lo que está pasando y lo que puede venir, porque al final de cuentas todos estamos afectados en nuestras vidas por esos cambios en América Latina.  

 

¿Qué ha aprendido de Nueva Orleans que le haya sorprendido o llamado la atención? 

La cultura de Nueva Orleans me encanta, creo que esta es una ciudad alegre. El jazz y el soul son muy importantes para mí, lo han sido siempre. Es una gran oportunidad estar aquí y poder tomar contacto con esta vivencia callejera de la música, que no es solamente la música como espectáculo de teatro o concierto, sino la vivencia cotidiana que tiene que ver con la música en Nueva Orleans y que tiene que ver con las comidas. Los temas culturales de la vida de la gente aquí en Nueva Orleans me parecen muy importantes, igual como todo lo relativo a la esclavitud que se expresó aquí, la época de la colonia española y francesa, la importancia de Nueva Orleans como puerto hacia el Golfo de México y hacia el Caribe. Después de todo Nueva Orleans es una ciudad con ventanas abiertas hacia Centroamérica y hacia el Caribe, es casi caribeño, pero no lo es porque está un poco más hacia el lado del Golfo de México, pero bueno, estamos hablando del mare nostrum, ¿verdad? De este espacio de intercambio en el cual Nueva Orleans ha tenido una extraordinaria relación con Centroamérica desde el punto de vista económico y desde el punto de vista social también. Hay grandes comunidades en Nueva Orleans centroamericanas, particularmente hondureñas de vieja data, entonces, todos estos aspectos culturales son muy interesantes para mí. La vida es muy agradable, pues yo la siento agradable en realidad.  

Me ha sorprendido el transporte público, yo lo veo muy bueno. Estuve en Savannah, y Savannah es una ciudad bellísima, agradable, pero con un transporte público malísimo. No te podés mover ahí sin vehículo, y a pesar de eso, es una ciudad que no tiene atascamientos de tránsito como en Nueva Orleans. Nueva Orleans no tiene atascamientos de tránsito como otras ciudades donde uno se sofoca muchísimo, como algunas ciudades Latinoamericanas. Yo la siento más fluida como ciudad, en el transporte, en la vida de las personas, y me llama mucho la atención la presencia de pequeños negocios. Es una ciudad con muchísimos pequeños negocios, muy interesante esa sobrevivencia de pequeños negocios, en relación a todo este poder de las grandes franquicias que ocupan muchas ciudades en los Estados Unidos y que han ido desplazando los pequeños negocios. Pero en Nueva Orleans no, uno camina en la calle y encuentra una heladería local, alguien de un salón de belleza, alguien que vende algo o una cafetería local. Hay mucha gente que hace arte. La calle de Magazine Street a mí me gusta mucho por eso, también en el Barrio Francés uno ve muchos pequeños negocios que conviven lado a lado con el Downtown, con edificios grandes, grandes hoteles, cosas de ese tipo, pero que no se han tragado esta característica de la ciudad y eso me gusta mucho y me parece que es una cosa muy especial. No esperaba encontrarme esa cantidad de pequeños negocios aquí.